domingo, 19 de enero de 2014

¿Y usted qué?

Yo, en todo mi poder como protagonista de este cuento, lo declaro desde ya como una mierda. Dejémonos de maricadas. Sobre qué va a escribir, ¿mi vida? ¿Mi muerte? ¿va a inventarse toda mi existencia en una muestra fabulosa de su manejo del lenguaje? ¿va a presenciar mi nacimiento describiendo detalladamente cada paso en la producción tabacalera? De pronto escribe sobre cómo me fumaron. ¿Alguien famoso? ¿un don nadie? Nah, qué va a escribir sobre un don nadie si eso no vende. Escriba algo sobre lo que le pueda dar plata. Pero, ya creyó que se va a hacer famoso usándome. Pobre marica, solo a usted se le ocurre personificar a un cigarrillo. Yo he leido lo que escribe; es más, he estado mientras lo hace. Yo se mejor que nadie cómo es que se aspira, digo, se inspira para escribir las historias mediocres que considera arte. Ah, ya, depronto escribe un retrato de la sociedad moderna usándome como metáfora; eso no estaría tan mal, hasta depronto. ¿Sabe? yo me voy a acabar, es más ya lo estoy haciendo. Pero yo sé todo lo que ha hecho desde que dio su primera bocanada y desde cada vez que me tiene entre sus dedos. Usted me ve diferente, me siente otro, hasta le sepo distinto al anterior. Déjeme que le diga, acá entre nos, que yo soy el mismo; digamos que renazco. Soy un indio que prefiere morir quemado pero con orgullo, a veces soy un caballo, soy rojo, o soy blanco, soy de menta o hasta le puedo saber a mierda, pero siempre soy yo. Ole, no se vaya a aprovechar y a escribir esto que le digo; ya se lo advertí, y soldado advertido... Vea, ya sé, le voy a decir qué contar: diga que los cigarrillos son un ejército y va contando cómo los arman, los distribuyen, los compran, los sacan y se los fuman, y ellos piensan que están en un acto heróico. Que va, si está buenísima la idea. A usted que no le gusta ni puta mierda, vaya y mátese entonces. Bueno, pero y entonces, qué le va a entregar a esa gente; ¿Bolitas? Mire, ¿quiere acabar con un buen cuento? Hable sobre la soledad y cómo un cigarrillo lo acompañaba en su tristeza mientras escribía poemas a la luna y a las estrellas; Eso siempre funciona. Agh, y ahora qué, porque me mira así. Lávese las manos por lo menos, se habrá cogido hasta el culo y tocándome. No me de vueltas hijueputa que me vomito. Ole. Ole. Ole. Quieto con ese marcador, no me raye. No me ponga eso en la cara, sabe que no me enrabono y le parto la jeta. ¡Oiga pirobo, esa mierda está caliente!; ¡lléveme a urgencias que me quemo! ¡Se va a morir, se va a morir, se lo juro! -Ush, parce, a lo bien, usted está muy llevado pa' ponerse a hablar con un cigarrillo. -Ah, pero quedó bien escrito, ¿no? -"El rey de la nacho"... y eso qué es -Ese soy yo, desde ahora.

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